sábado, 21 de noviembre de 2015

GoPro


Nick Woodman eligió un mal año para lanzar una empresa de marketing online (2000). La burbuja de las puntocom le estalló y su proyecto Funbug, se desinfló con ella. Arruinado, este licenciado en Bellas Artes por la Universidad de California decidió hacer lo que más le gustaba en la vida: surfear. De hecho, eligió esa universidad porque las olas estaban cerca.


Woodman tras un viaje de surf en Australia e Indonesia, utilizó una cámara de 35mm sujeta a la palma de su mano por una banda de goma para probar y capturar sus actividades en película. Viendo que a fotógrafos amateurs como él, que quiso capturar fotos en acción de sus actividades con calidad, tenían dificultades porque no podrían acercarse a la acción o eran incapaces de adquirir equipamiento de calidad a precios asequibles. Su viaje se convirtió en su inspiración para fundar GoPro. Su solución era para desarrollar un cinturón que sujetaría la cámara al cuerpo.



En 2002, tras varios viajes por Indonesia y Australia, se dio cuenta de la enorme dificultad que sus colegas surfistas tenían para fotografiar sus movimientos en el agua. Así que en Australia, mientras esperaba por “la ola perfecta” fabricó un primitivo soporte para su muñeca donde se enganchaba una pequeña réflex marca Kodak.

Aquel invento, tan rudimentario solo fue el comienzo de una idea tan simple como revolucionaria. En origen, Woodman quería crear un tipo de cámara que sirviese a los surfistas para mostrar sus hazañas sobre las olas, pero pronto comprendió que el recorrido de la tecnología era mayor. Podría aplicarse en cualquier deporte extremo; además, en el mercado no existía nada parecido. Tan seguro estaba del valor de su idea que llegó a decirle a sus amigos que se haría multimillonario gracias a las cámaras.


Tardó un año en crear la primera versión comercial de GoPro, que él mismo diseñó a partir de un prototipo para cuya fabricación usó la máquina de coser de su madre y un taladro, trabajando una media de 18 horas al día. Su primer modelo estaba basado todavía en cámaras de 35 mm que importaba desde China, a las que después tuneaba, con enganches, al principio solo para tablas de surf, para vender por treinta dólares.



Una vez sus primeras cámaras empezaban a venderse entre sus amistades del mundo del surf, Nick Woodman comezó a recorrer todas las ferias deportivas del país en su Volkswagen. Fue así como logró colocar la primera remesa de GoPro en un evento deportivo celebrado en San Diego, en 2004. Al año siguiente, facturó 350.000 dólares gracias a la distribución de sus cámaras en las tiendas de deporte especializadas.


Nick Woodman eligió un mal año para lanzar una empresa de marketing online (2000). La burbuja de las puntocom le estalló y su proyecto Funbug, se desinfló con ella. Arruinado, este licenciado en Bellas Artes por la Universidad de California decidió hacer lo que más le gustaba en la vida: surfear. De hecho, eligió esa universidad porque las olas estaban cerca.







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